¿Está siendo su hijo demasiado valiente?

Si sabe que sus hijos no se están recuperando del estrés de su divorcio, puede considerar la necesidad de ayuda adicional.Cómo saber cuándo sus hijos pueden necesitar un poco más de ayuda de lo normal

Es común que cada miembro de una familia trate con algún nivel de tristeza durante una separación o divorcio. Cuando se trata de los niños, el cambio que ocurre completamente fuera de su control puede causar sentimientos adicionales de impotencia. Con el tiempo suficiente, apoyo emocional y una relación de co-crianza de bajo conflicto entre los padres, muchos niños pueden lograr quedar intactos de este impacto. Sin embargo, si sabe que sus hijos no se están recuperando del estrés de su divorcio, puede ser hora de considerar la necesidad de ayuda adicional para superar sus emociones.

Tristeza vs. algo más grande

El Dr. Robert Hendren, ex presidente de la Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescentes (AACAP), explicó a Parenting.com cómo diferenciar entre la tristeza y la depresión más típicas: "La tristeza normal aparece y desaparece y generalmente se relaciona claramente con un incidente, [mientras que la depresión] es como una nube oscura que cuelga sobre el niño, y a menudo hay una sensación penetrante de tristeza, irritabilidad y pérdida de interés". Reaccionar con tristeza por la separación de los padres es de esperarse, pero si la recuperación de un niño de tal infelicidad se retrasa y comienza a afectar el disfrute las actividades cotidianas, es posible que algo más importante esté en juego.

Un obstáculo que enfrentan muchos padres para determinar si el mal humor de sus hijos es más que una tristeza basada en eventos, es que la depresión a menudo se manifiesta de manera diferente en los niños que en los adultos. Muchos adultos en los Estados Unidos asocian la depresión con el apatía, la incapacidad para completar tareas simples, y una falta general de interés en actividades que solían brindar alegría; sin embargo, la depresión en los niños se manifiesta con frecuencia como ira o irritabilidad, síntomas que pueden pasarse por alto fácilmente.  

Asegúrese de que su hijos entiendan que pueden contar con su apoyo.

Los padres no son los únicos que pueden tener dificultades detectando la depresión en sus hijos. Los mismos niños pueden tener dificultades poniendo sus sentimientos en palabras o explicar adecuadamente su salud mental a los adultos en sus vidas. Tener un diálogo abierto dentro de las familias sobre los sentimientos puede ayudar a los niños a aprender que es perfectamente aceptable no solo hablar abiertamente sobre las emociones en general, sino que también es importante hablar de las emociones negativas. 

Es posible que los niños no siempre busquen a sus padres cuando se encuentran teniendo problemas demasiado grandes para manejarlos solos, incluso si se ha trabajado un ambiente de apoyo emocional desde el comienzo. Ayudar a sus hijos a expresar sus sentimientos, especialmente durante tiempos difíciles, es importante no solo para el bienestar de sus hijos, sino también para que sepa cómo están emocionalmente. Si las conversaciones típicas durante la cena no ofrecen una plataforma suficiente cómoda para determinar si sus hijos necesitan su ayuda, intente mezclar la forma en la que trata las conversaciones con ellos. Cambie su rutina de preguntas antes de acostarse a dormir, disminuya la presión de una conversación cara a cara sugiriéndole que le escriba sobre sus sentimientos en una nota, o use sus programas de televisión favoritos para hablar sobre temas que de otra manera no podrían tratar.

Comuníquese con su co-padre.

La mayoría de los padres hacen un esfuerzo para comunicarse sobre las condiciones médicas de sus hijos, compartiendo observaciones de las citas del doctor y el dentista. La salud mental no debería ser diferente. El uso de una plataforma de diario compartida, como la que ofrece OurFamilyWizard, puede ser una excelente manera de compartir observaciones y pensamientos sobre el estado de ánimo y de salud mental de sus hijos. 

Consulte a un profesional.

Por lo general, los padres y los niños pueden lidiar un caso típico de "tristeza", pero si cree que sus hijos padecen de un problema mayor que no pueden superarlo por sí solos, será importante que plantee sus inquietudes con un profesional médico. Ya sea ansiedad, estrés o simplemente la incapacidad para sobrellevar los cambios que se producen a su alrededor, trabajar con un consejero o terapeuta puede ser de gran ayuda. El diagnóstico precoz de problemas más grandes, como la depresión, como con otras tantas enfermedades, puede ayudar mucho a sus hijos a recuperarse de lo que le aqueja. Asegúrese de enfatizar que llevarlos al médico o al psicólogo de ninguna manera es un castigo por su comportamiento.

Ningún padre quiere ver a su hijo luchar con tristeza, depresión o ansiedad. Pero a diferencia de un raspón de rodilla o un tobillo torcido, los padres pueden enfrentar una mayor dificultad reconociendo la depresión en sus hijos. Tenga en cuenta estos consejos, pero recuerde que si alguna vez no está seguro/a, siempre puede consultar al pediatra u otros profesionales médicos de sus hijos para obtener orientación y apoyo.