Compartiendo la crianza de niños adoptados

El divorcio puede ser particularmente difícil para los niños adoptados, muchos de los cuales están lidiando con las cicatrices profundas y permanentes dejadas por la falta de estabilidad familiar durante su vida temprana. Cuando los padres se separan, estas cicatrices pueden reabrirse, liberando el recuerdo de traumas anteriores y forzando a el/la niño/a a experimentar la pérdida de una familia estable una vez más.

También puede ser particularmente difícil para los padres. Ya sea implícita o explícitamente, cuando dos personas toman la decisión de adoptar, casi siempre se comprometen a proporcionar un hogar amoroso y estable para sus hijos, que resista la prueba del tiempo. Obviamente, el divorcio arroja un gran giro a esa promesa. No es raro que los padres con hijos adoptados sientan una particular vergüenza o culpa por divorciarse. Es fácil sentir que le han "fallado" a sus hijos.

El divorcio requiere un compromiso adicional. Mientras usted y su ex cónyuge ya no están comprometidos el uno con el otro, deben comprometerse a cooperar como padres amorosos de sus hijos.

Sea honesto con su hijo/a. Si es posible, reúnanse y explíquenle cuánto lo/la aman. Contraer el divorcio no cambiará eso. Sí, los arreglos de vivienda cambiarán y probablemente cambie los tiempos en que sus hijos pueden ver a ambos padres. Pero el elemento básico de un amor duradero permanecerá.

Trabajen junto con su ex cónyuge para mantener las reglas y las costumbres que se establecieron cuando compartían un hogar. Los niños adoptados con frecuencia prosperan en ambientes estructurados, porque les da una sensación de estabilidad en una vida que en muchos casos fue tumultuosa. Traducir esta estructura a sus hogares separados es realmente importante. Lo que estamos tratando de hacer es, proporcionar a los niños un conjunto de expectativas consistentes. Y mantener rutinas razonablemente similares en ambos hogares hará que la transición de un hogar a otro sea mucho más fácil para su hijo/a.

Por supuesto, sus dos hogares no serán idénticos. Probablemente sean muy diferentes, pero en lo que respecta a su hijo, las piezas grandes deberían ser similares.

Siéntase con su ex cónyuge y desarrollen un plan de acción. ¿Cuánto énfasis le daremos al trabajo escolar en nuestros hogares? ¿Cuándo es la hora de acostarse? ¿Qué actividades o comportamientos prohibiremos? ¿Cómo determinaremos las consecuencias por romper las reglas? Sus respuestas a estas preguntas no tienen que ser las mismas, pero deberían estar dentro de un rango similar. No querrá que una casa se convierta en una zona sin tareas domésticas, mientras que la otra empieza a parecer una prisión. Trate de mantener las cosas lo más semejante posibles.

Al mismo tiempo, no se envuelva demasiado en resolver los detalles. Es imposible mantener dos hogares idénticos, especialmente ahora que usted y su ex cónyuge han decidido partir separados unos de otros. Se trata de los principales objetivos, no de las pequeñeces. Y tenga una mentalidad abierta a las experiencias de su ex cónyuge. Si hay algo que funciona en la casa de el/ella, tal vez es tiempo de adoptar esa nueva estrategia por su cuenta.

Recuerde que a medida que su hijo/a crezca, las reglas tendrán que cambiar. No haga grandes cambios por su propia cuenta, hable con su ex cónyuge sobre cómo lidiar los desafíos al modo que sus hijos crecen.


Biografía de la autora: Maxine Chalker, MSW/LSW, es la directora ejecutiva y fundadora de Adoptions From The Heart, una agencia de adopción privada. Una ferviente defensora de los beneficios de la adopción "abierta", Maxine también fue adoptada.